Eramos Sieteby Yolanny Rodriguez on Friday, July 22, 2011
ERAMOS SIETE
Para Kianny y Daihana, panzonas audaces en tiempos de crisis.
La casa en derrame de luz. Rayos brotaban de todas las hendijas, ventanas, puertas y espejos. Colina abajo, las flores se quitaban las legañas con rocío y viento. Corría un becerrito colina arriba hasta la puerta de la casa. Los gritos lo espantaron. Sobre el fogón hervirán toallas blancas. Ya no habían gallinas y tantas lluvias nos alejaron del conuco y del mercado. Ah mercado! Solo lo menciono de referencia - a todos debíamos algo y ya nadie daba crédito que se lo pagaríamos después – y bueno, y porque la muchacha de trenzas siempre estaba ahí cuando íbamos. Siempre sonreía y nos daba naranjas de su macuto de fuerte azul con sus manazas gigantes Y era tan linda con su pelo tan negro, y sus mejillas rojas por el frio del cafetal y el sol tabaquero. El sol se adentraba más en la casa, los rayos crecían con la frecuencia de los dolores mientras hervían las toallas blancas que se enfriaban rojas. Luz, gritos y el fogón con solo las toallas hirviendo. Ni un café dio tiempo a poner al despertar. Despertamos despavoridos por los gritos y todo fue correr, rezar, y sancocho de toallas., No nos dejaban llegar al hogar de los gemidos hasta que los rezos fueron risas y los gritos cesaron y el lloro se zafó del dolor, del miedo, era grito de rabia, enojo por que le pegaron una nalgada y aun no hacia nada. Bajaron las toallas del fogón y empezó a colarse café. Éramos siete. Parió Catana.
July 2005
ERAMOS SIETE
Para Kianny y Daihana, panzonas audaces en tiempos de crisis.
La casa en derrame de luz. Rayos brotaban de todas las hendijas, ventanas, puertas y espejos. Colina abajo, las flores se quitaban las legañas con rocío y viento. Corría un becerrito colina arriba hasta la puerta de la casa. Los gritos lo espantaron. Sobre el fogón hervirán toallas blancas. Ya no habían gallinas y tantas lluvias nos alejaron del conuco y del mercado. Ah mercado! Solo lo menciono de referencia - a todos debíamos algo y ya nadie daba crédito que se lo pagaríamos después – y bueno, y porque la muchacha de trenzas siempre estaba ahí cuando íbamos. Siempre sonreía y nos daba naranjas de su macuto de fuerte azul con sus manazas gigantes Y era tan linda con su pelo tan negro, y sus mejillas rojas por el frio del cafetal y el sol tabaquero. El sol se adentraba más en la casa, los rayos crecían con la frecuencia de los dolores mientras hervían las toallas blancas que se enfriaban rojas. Luz, gritos y el fogón con solo las toallas hirviendo. Ni un café dio tiempo a poner al despertar. Despertamos despavoridos por los gritos y todo fue correr, rezar, y sancocho de toallas., No nos dejaban llegar al hogar de los gemidos hasta que los rezos fueron risas y los gritos cesaron y el lloro se zafó del dolor, del miedo, era grito de rabia, enojo por que le pegaron una nalgada y aun no hacia nada. Bajaron las toallas del fogón y empezó a colarse café. Éramos siete. Parió Catana.
July 2005
- Esperanza Vasquez Eramos siete ahora nueve y con las abuelas 11, felicidades a esas hermosas mamasitas q se estrenan pronto en lo q es ser una verdadera mujer.
- Jimmy Valdez qué lindo Yolanny, gracias por lo que me toca y debo... Te abrazo
- Carlos Sanchez A todos nos toca Yolanny(S), con la privacidad de su nostalgia que publicamente es nuestra, pero también con su exquisita prosa de rurales acentos. Esperamos su libro de cuentos. Ojalá sea pronto. Amen.